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“La clave del éxito del grupo es que nadie es egoísta”

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Juan Rumeu. Ha cruzado el Estrecho de Gibraltar a nado.

53 años. De Barcelona. Está casado y tiene 3 hijos. Es dentista, especialista en encías e implantes. A los nueves meses tuvo poliomielitis. Muy deportista, ha practicado todo lo que le ha permitido su pierna. Veranea en Cadaqués y ha participado en las V ediciones de la Marnaton, quedando primero de su categoría en el año 2010. Frase: “Aunque tengas miedo, hazlo igual” Susan Jeffers.


Gesta
El pasado 24 de septiembre Juan Rumeu, junto con siete amigos, cruzó el Estrecho de Gibraltar a nado. Aunque una vez cumplido el reto no le dé la importancia que se merece, en el fondo sabe que se trata de una gesta tanto a nivel colectivo con sus compañeros marinos, como a nivel personal. Una vez más, se ha superado, el denominador común de toda su vida. Desde muy pequeño está afectado por una polio pero nunca se ha sentido “un pobrecito”. Gracias a la técnica de transposición del músculo que le aplicó su doctor cojea más de lo común pero puede correr, lo que le ha permitido saciar sus inquietudes deportivas. Me cuenta, por ejemplo, que no puede correr más de cincuenta metros pero sí puede estar una hora jugando a squash. Y me confiesa que “es bastante espectacular como con pocos pasos y mucha técnica puedes ganar un partido”. En los últimos años la natación es el deporte que ocupa un lugar privilegiado en su vida. Disfruta en el agua y le hace sentirse bien.   

Siendo un bebé, a los nueve meses, tuve polio y el médico le dijo a mi madre que no podría andar, que iría en silla de ruedas. Pero luego me acabé recuperando de toda la parte izquierda y sólo me quedó la afectación de la pierna derecha.

Una infancia difícil la suya.
Hasta los once años tuve constantes operaciones e iba con muletas. A partir de entonces me dejaron libre y el médico me dijo: “haz lo que quieras”. Y añadió: “pero te aconsejo que nunca dejes la natación”.

Le hizo caso.
Sí. La verdad es que he hecho de todo: tenis, esquí, hoquei sobre patines, squash, golf… pero la natación siempre la he mantenido. Nadar hace que te encuentres bien.

Es un deporte muy completo.
A mí me ha ayudado mucho a mantenerme en forma y a llevar una vida sana. Por eso animo a todo el mundo a que lo haga y en verano, en la bahía de Cadaqués, organizo salidas para nadar en grupo cada día.

Muchos ven la natación aburrida.
Es muy aburrida cuando sólo nadas. Lo bonito es deslizarse por dentro del agua y disfrutar de cada brazada buscando la técnica perfecta, aquélla en la que consigues impulsarte más y frenar menos con el agua.

Tampoco tiene nada que ver nadar en una piscina a hacerlo en el mar…
Es un mundo que se te abre. Es mucho más entretenido. Es como una gran piscina en la que no tienes que dar la vuelta y vas viendo peces.

¿Cuándo empezó a hacer carreras de larga distancia?
En la vida si te pones retos te estimulas. Te entrenas para conseguir un objetivo. Así que la afición fue a más en el momento en que me apunté a la primera Marnatón hace cinco años. Al hacerla vi que era una maravilla y poco a poco me he ido metiendo más.

De hecho, ahora su clínica patrocina la Marnatón.
Es una forma de vincular mi profesión con una de mis pasiones. La periodoncia mejora la salud de las encías y los deportistas, sobre todo, es importante que tengan la boca muy sana porque es por donde entran todas las infecciones.

¿Cómo surgió la travesía del Estrecho?
Hará cerca de un año seleccioné un grupo de nadadores del mismo nivel para rodar un capítulo de la serie Titanes de Teledeporte. Habíamos de transmitir nuestra experiencia en la natación. A partir de ahí y del hecho de entrenar juntos cada semana nos planteamos hacer el Estrecho.

Su consagración como amantes de la natación.
Hemos cumplido un sueño. La verdad es que al principio lo veía inalcanzable porque no me veía metiéndome en el Estrecho. Pensaba que tenía una familia y una profesión y no me podía arriesgar así como así. Pero luego, poco a poco, me fue picando el gusanillo y nos fuimos animando todos juntos. Ha sido un proyecto en común.

¿Es tan peligroso?
El Estrecho impresiona, te puede maltratar mucho. Hay que prepararse a conciencia, es de las travesías más peligrosas que hay en el mundo.

¿Por qué?
El Mediterráneo se evapora muy rápido y obliga al Atlántico a rellenarlo constantemente. Esto provoca que se formen unas corrientes y turbulencias muy fuertes, llegando a haber un desnivel entre las aguas de 75 centímetros.

Ya veo que nadie les aseguraba que llegasen a buen puerto.
No. Nadie te garantiza que vayas a cruzar el Estrecho. Ni los de las barcas que te acompañan. De hecho, te dicen: “nosotros te intentamos llevar”. Ya puedes ir muy bien que si de repente enganchas una corriente fortísima en contra has de abandonar, por muy cerca que estés de la costa.

Con ustedes el Estrecho se portó bien.
Tuvimos que esperar dos días pero el día de la travesía se nos puso todo de cara, fue una gran suerte. Pudimos ir muy rápido y en línea recta al ir cogiendo bien las corrientes, ahí está el truco. Pero ello fue posible al estar muy bien entrenados.

Hicieron un tiempo récord.
Tardamos 3 horas y 19 minutos pero el tiempo es irrelevante en el Estrecho, según las corrientes puedes hacer entre 15 y 25 kilómetros, es una lotería. Nuestro récord es haberlo hecho ocho personas a la vez. Nos felicitaron por lo bien que fuimos todos juntos desde la primera hasta la última brazada. Fue una gran labor de grupo.

Todos para uno y uno para todos.
Nos íbamos ayudando constantemente. Cuando uno flaqueaba un poco el resto le cubría, nos poníamos delante y tirábamos de él. Lo único que teníamos claro que es que habíamos de llegar todos juntos a África, lo demás nos daba igual.

¿Esa ha sido la clave del éxito?
La clave del éxito del grupo es que nadie es egoísta. Somos muy variopintos pero todos miramos por el otro, es bestial. Le recomiendo que si quiere cruzar el Estrecho busque un buen grupo.




Los ocho valientes (de izquierda a derecha): Juan Rumeu, Pedro Crespo, Javier Juez, Lourdes Alsina, Guillermo Sagnier, Jordi Rigual, Eduardo Segura y Marc Raventós.



Entrevista extraída del blog Anónimos Extraordinarios



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